Mi abuelo fue un niño trabajador.
Mi abuela servía en San Lorenzo.
Mi madre canta con público pero sin sueldo.
Mi padre respiró barnices toda su vida.
Mis hermanos y yo trabajamos porque hemos tenido suerte....
Remamos en la dirección que marca el viento a base de responsabilidad y madrugones.
Nadie nos ha regalado nunca nada.
Somos esa Andalucía sin enchufes de la que venimos y que va cambiando su cara poco a poco, de la que se dignifica y se come los chistes con papas aliñás.
No somos feria ni semana santa ni ese absurdo tópico de la siesta y barriga que es la punta del espejo de las caricaturas.
Tengo amigas que trabajan y llegan a la cama con la misma ropa que se pusieron a las seis de la mañana, mujeres que han hecho de todo dentro y fuera de sus casas en jornadas interminables.
Somos esa Andalucía que está acostumbrada a no quejarse y a tirar de un carro de siglos de lucha y servidumbre.
Por esa Andalucía es por la que me levanto y hago huelga y sueño con otros horizontes.
No sé para qué sirve,pero mi corazón me dice que tengo que intentarlo.
Para que el gigante sordo pueda percibir nuestro cansancio, aunque no sea más que un ligero rumor de caracolas.
"Parece que protestan los que no son nadie"- le oí decir esta mañana.
Me despertó la bandera verde y blanca, que quizá nunca pueda llevarse del todo el hambre.
Pero ahí sigue,recortada contra nuestro cielo, que es el de todos.
Le pone nombre a mi esperanza.
viernes, 30 de noviembre de 2018
lunes, 19 de noviembre de 2018
Copio y pego
A veces tengo ganas, y casi siempre ninguna.
De vivir como una alondra cortando los azules,sin pensar en el mañana que se acorta.
A veces tengo ganas, y no sucede mucho,de subir al Teide caminando,para sentir su corazón ardiente de Dios embravecido, mientras le llevo recuerdos del río de Sevilla, y al mismo tiempo abrazo a todo lo que existe.
Pero sólo las ganas nunca serán los hechos, porque habrán de llegar más lunes y más miércoles, y viernes engañosos, y la casa familiar se irá a la mierda,y volverá la rueda de las obligaciones,y pasarán los días en que se tienen ganas,y será el punto y final una triste diadema.
De vivir como una alondra cortando los azules,sin pensar en el mañana que se acorta.
A veces tengo ganas, y no sucede mucho,de subir al Teide caminando,para sentir su corazón ardiente de Dios embravecido, mientras le llevo recuerdos del río de Sevilla, y al mismo tiempo abrazo a todo lo que existe.
Pero sólo las ganas nunca serán los hechos, porque habrán de llegar más lunes y más miércoles, y viernes engañosos, y la casa familiar se irá a la mierda,y volverá la rueda de las obligaciones,y pasarán los días en que se tienen ganas,y será el punto y final una triste diadema.
domingo, 18 de noviembre de 2018
Ya no me gusta pintarme los labios
Me pongo a escribir y no hay manera.
En la tele están poniendo un documental interesantísimo sobre halcones en la ciudad,
En Bombay viven más de 20 millones de personas,
Rumio sobre esa extraña capacidad del ser humano de sentirse parte de un todo, y empiezo a entender hasta la crueldad que nos define como especie.
Creo que como dice Tolle,es posible tener momentos de conciencia en los que uno sabe que siempre ha estado ahí y que siempre estará, por encima del número de carnet de identidad, estado civil o historias personales.
A mí me gusta mucho el café, y me cuesta pensar en que un día ya no será parte de mi experiencia.
Eso sí.
También tengo ganas de escribir como cuando te pica un mosquito, has dormido lo suficiente y sientes que tienes ganas de contar cosas, cosas como vidas de gente que no quiere molestar, que desea pasar desapercibida, mientras que otros carecen por completo de empatía o dignidad.
En la tele ahora un enorme siluro nos recuerda la evidencia de que las formas de vida escapan a cualquier limitación.
Me hace pensar en los sapos odiosos de los cuentos de Andersen que se casaban con hermosas golondrinas, o no era así, en cualquier caso en este mundo también odiosos adultos manosean la carne inocente con sus sucias zarpas, y si arderán en algún infierno, para la víctima no cambia nada.
Me pongo a escribir, porque estoy soñando con una mujer privada de vista y sobrante de apetencias, y quisiera dejarla escrita como si fuera un beso sobre la sábana santa.
Hay ganas de subir alguna montaña, de paladear algún plato nuevo, de implantarme pestañas, de combatir el efecto de cruzar umbrales para los que nos dieron instrucciones erróneas, de felicitar amigos de Facebook, de escuchar flamenco volviendo a los orígenes, hay ganas de vivir, después de todo.
Llueve y enciendo el pc nuevo,(en mi cabeza resuena el pedante lap top,) y me doy permiso para dar rienda suelta a la imaginación, para cometer errores, para hacer algo que me guste a mi.
Me levanté con ganas, pero con este panorama de domingo de noviembre, con monos de la India en la tele, la lluvia cayendo incesante y un resfriado que avanza lentamente, no sé yo, así no hay manera.
Ah, lo que no he dicho es que ya no me gusta pintarme los labios.
En la tele están poniendo un documental interesantísimo sobre halcones en la ciudad,
En Bombay viven más de 20 millones de personas,
Rumio sobre esa extraña capacidad del ser humano de sentirse parte de un todo, y empiezo a entender hasta la crueldad que nos define como especie.
Creo que como dice Tolle,es posible tener momentos de conciencia en los que uno sabe que siempre ha estado ahí y que siempre estará, por encima del número de carnet de identidad, estado civil o historias personales.
A mí me gusta mucho el café, y me cuesta pensar en que un día ya no será parte de mi experiencia.
Eso sí.
También tengo ganas de escribir como cuando te pica un mosquito, has dormido lo suficiente y sientes que tienes ganas de contar cosas, cosas como vidas de gente que no quiere molestar, que desea pasar desapercibida, mientras que otros carecen por completo de empatía o dignidad.
En la tele ahora un enorme siluro nos recuerda la evidencia de que las formas de vida escapan a cualquier limitación.
Me hace pensar en los sapos odiosos de los cuentos de Andersen que se casaban con hermosas golondrinas, o no era así, en cualquier caso en este mundo también odiosos adultos manosean la carne inocente con sus sucias zarpas, y si arderán en algún infierno, para la víctima no cambia nada.
Me pongo a escribir, porque estoy soñando con una mujer privada de vista y sobrante de apetencias, y quisiera dejarla escrita como si fuera un beso sobre la sábana santa.
Hay ganas de subir alguna montaña, de paladear algún plato nuevo, de implantarme pestañas, de combatir el efecto de cruzar umbrales para los que nos dieron instrucciones erróneas, de felicitar amigos de Facebook, de escuchar flamenco volviendo a los orígenes, hay ganas de vivir, después de todo.
Llueve y enciendo el pc nuevo,(en mi cabeza resuena el pedante lap top,) y me doy permiso para dar rienda suelta a la imaginación, para cometer errores, para hacer algo que me guste a mi.
Me levanté con ganas, pero con este panorama de domingo de noviembre, con monos de la India en la tele, la lluvia cayendo incesante y un resfriado que avanza lentamente, no sé yo, así no hay manera.
Ah, lo que no he dicho es que ya no me gusta pintarme los labios.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Despedida
Creo que abrí este blog en el año 2009, y hoy decido que lo cierro,once años después;no deja de ser una friolera, teniendo en cuenta la gent...
-
Creo que abrí este blog en el año 2009, y hoy decido que lo cierro,once años después;no deja de ser una friolera, teniendo en cuenta la gent...
-
No sé cómo decir esto , que quiero alejarme un poquito de la red. Para que las cosas evolucionen y hagan lo que tienen que hacer si yo ha...
-
Cuando pase los dedos por los libros no escritos, cuando piense canciones que he amado a través de tanto tiempo y espacio como puede tener u...