
No sé si de verdad la palabra guanche Taganana significa amistad ,pero sí sé que no volveré a decir que escribir en este blog no me sirve para nada .
Claro que me sirve , y me doy cuenta cuando vivo días como éstos en los que por el solo hecho de haberse asomado a mi interior a través de esta ventana , una persona amiga bloguera se convierte en real porque es como si ya me conociera.
Con Virginia ha ocurrido así, como si ya nos conociéramos de mucho antes , y debe ser por eso por lo que me hizo el regalo de llevarme a Taganana , asomarme a los barrancos donde la vida se esconde pero también se explaya desde hace siglos .
Encontré mi espejo en aquella comida frente al mar , donde me invitaron y nos quedamos los tres callados (Edmundo, Virginia y yo ) mientras dábamos cuenta de un pulpo exquisito, queso de la tierra , papas arrugás y más cosas , y ya se sabe que un amigo es alguien con quien también se comparte silencio sin sentirte incómodo.
La sorpresa de encontrar amistad de la buena en un verano que según los pronósticos del pasado invierno había de ser aburrido y precario , y que sin embargo está siendo una fantástica experiencia con encuentros mágicos y este ritmo temporal de la isla para la que (lo sé) ya no soy ajena.
La mejor de las vacaciones , puesto que al final estoy recargando las pilas de forma insospechada.
Estuve adoptada ,acogida de muchas formas pero sobre todo , contemplada en mi verdadera dimensión por personas que ya siempre irán conmigo , como lo fueron durante muchas horas de un jueves del mes de Julio en el que lo mismo paseamos por la Laguna que subimos cuestas de un pueblito blanco agazapado en la montaña(tengo fotos increíbles pero ahora no las puedo colgar )para acabar casi noqueándome al visitar de pasada la casa familiar .
Durante algún tiempo mi culturilla general se basó en películas ;
en atmósferas, escenarios y decorados.
Por eso creo que sé disfrutar de la belleza cuando la encuentro.
Puedo asegurar que pasé por uno de esos sitios donde los recuerdos saben contar historias desde todas las esquinas , aunque las paredes estén pintadas de futuro:
puedo asegurar que disfruté el cálido sabor de la confianza , y que para acabar el día Edmundo, sincero, me dijo frases que me hicieron levantar el ánimo como una capa caballera que pretendía para siempre acabar con mi desilusión .
Con ella aún sobre los hombros despido este texto apurado con una sonrisa , y desde luego dando gracias por la magia que me hicieron vivir .
Gracias porque en mi diccionario guanche inventado Taganana será para siempre el sonido de la amistad .