sábado, 15 de diciembre de 2012

Diciembre




Primera parte post.


(Hace un día de ésos que apetece escuchar música clásica,a veces Diciembre nos convierte en personajes de una película francesa.Por la ventana puedo ver cómo el viento agita las ramas y hojas de los inocentes árboles y yo sé que casi seguro no saldré a ninguna parte.

Me quedaré escuchando mi dolorcito de cabeza,potreando el sofá y zapeando con la manopla del mando a distancia,porque hace tiempo ya que no tengo libros,hay rachas en las que me falta la lectura obsesiva,estas semanas me he entretenido con el alimento light de unos cuentos que tenía por ahí de Rosa Montero,escritos hace ya unos años y que me llevo a la boca como si fueran rosquillas ,familiares y asequibles.

Parece que me aburre también (y esto es terrible,sobre todo para mí)toda la parafernalia que supone escribir y todos los rollos que se cuentan sobre ello,cuando lo que sobran realmente en este mundo son historias mal contadas.

Sin acritud pero también sin idealizaciones,creo que la sobrecreación de lo ligth ha llegado también a la literatura porque se ha convertido en un pasatiempo,y no lo puedo soportar.
Quizá si leyera a Bradbury,a Padura,a Bolaño o similares se me pasaría,pero hoy por hoy siento que leo demasiada pluma,parecida a lo que yo podría escribir o de hecho escribo.
No quiero pensar en los Delfines,jamás renegaré de ellos porque son un trozo de mi corazón,y a un hijo tonto se le quiere hasta la muerte.

Me he vuelto dura,de invierno,de sequía quizá).

Segunda parte post.



Ayer,primer día de vacaciones,caminé por el barrio sola recordando los preparativos que hacía mi madre para la cena de Nochebuena,íbamos a comprar la carne a tiendecitas donde la vaca de perfil mostraba sus partes señalizadas como en un mapa,me acuerdo del tiempo que me quedaba yo allí mirando el interior del animal que los humanos nos repartimos a trozos,y el carnicero había puesto bolas de colores por encima de nuestras cabezas y espumillón que brillaba grotesco entre pancetas y pechugas.

Oía a mi madre ponerle las pilas al carnicero,sintiendo ese mundo de practicidad y marujeo eficaz que me resultaba tan ajeno;era tan super tímida que podía hasta marearme;bastaba un comentario de los comerciantes,("qué niña tan guapa")para que me subiera a la cara un chorro de tinta roja ,estaba segura de que yo jamás iría sola a comprar a un sitio de ésos donde te miran a los ojos y tienes que explicar exactamente lo que quieres con voz clara y rotunda.

Solía irme a la puerta a mirar la calle para que no repararan en lo sosa y pava que era la hija de esa mujer tan guapa y expresiva.

A lo lejos un cielo oscuro de Diciembre amenazaba con desplomarse,lo veía entre los
bloques de pisos,(este barrio se levantó en medio del campo,un antiguo cortijo,dicen, que ya existía en época romana),yo entonces niña sentía una felicidad bailando en mi corazón como pocas veces he vuelto a sentir.

Por la cercanía de la Navidad,porque tenía un hogar,porque mi madre me protegía,porque la tienda de barrio tan cutre era sin embargo alegrísima,con aquel tío trabajando allí tan dispuesto,porque en Navidad no había clases y los cielos oscuros nos pillaban entre las mantas calentitos.

La vida es tan bonita,aunque sólo la podamos sentir a través de nuestros ojos niños y a fogonazos,eso que dicen de los instantes.

No importa que luego se demostrara que mi madre no era tan feliz en esos años;que mis abuelos ya no estén ;que ya sólo haya chinos en todas las esquinas del barrio;que todo se nos esté resquebrajando entre las manos y que sólo algunos parece que tengan el ánimo y las ganas de luchar.

No importa todo eso;me gusta pensar que la luz siempre consigue abrirse paso a través de las tinieblas;que siempre habrá quien sienta en su pecho la sencilla alegría de las cosas cutres y sinceras.

Hoy hornearé un bizcocho para cerciorarme de que ya no soy aquella niña sosa con tendencia a la melancolía;sinceramente hay mucho que celebrar,aunque no estén los tiempos para decirlo en voz alta.

Mi hija tiene derecho a ello,como lo tuve yo.

Después de muchos años de vagar por oficinas y polígonos,de desayunar en bares decorados con espumillón en mañanas con sabor a anís,indudablemente ya no hay peligro;nunca seré un personaje de peli francesa.

Renuncio a la amargura y a la grandilocuencia;yo sé que la vida no es más que una cesta llena de bolas huecas pero eso sí,de muchísimos colores.


(Foto Google).



15 comentarios:

Isabel dijo...

Y de pequeños detalles que alegran el día, como hacer un bizcocho, debes ser una experta, qué gusto.

No sé tú, pero a mí la lectura me ha salvado de muchos momentos tristes y de todo.

Y no me digas que a ti la escritura no te salva, con lo bien que lo haces.

Vive el ahora y disfruta que mañana no sabemos qué pasará.

Abrazos y felices vacaciones.

mariajesusparadela dijo...

Toma de cada bola lo que te da, Reyes: la hermosura de su colorido, redondo y brillante.
No le pidas más porque el resto, ya lo sabes, has de ponerlo TU.

Tracy dijo...

Los dos textos reflejan el sentimientos que muchas tenemos en estos días. Pasarán.

Paqui dijo...

Nunca serás un personaje de peli francesa, pero eres una artista en el arte de la palabra.Con qué belleza describes esas pequeñas cosas que guardamos de la niñez.Disfruta del calorcito de la mesa de camilla en este día lluvioso. Un beso, Reyes

Francisco Espada dijo...

Te ha salido una página muy nostálgica con un gran peso de la tradición familiar sobrenadando como superviviente. Muy entrañable.
Besos

virgi dijo...

Envíame por mail tu address (¡toma ya!) y en estos día de mando un libro precioso, que estoy segura te va a gustar.
Venga, estoy esperando.

Montserrat Sala dijo...

Hola Reyes: Lo que sientes hoy no es grave. Para nada. es un salpullido de melancolia que nos da a todas las almas demasiado sensibles, por estas fechas. Le llaman espíritu Navideño Yo le llamo síndrome de infancia mal vivida y peor resuelta.
Pasará, y ve corriendo a hornear el bizcocho para tu hija. Sobretodo porqué, cuando sea mayor no sufra de este síndrome. Besitos.

Genín dijo...

Pues a mi, aquella niña que se ponía colorada, con un pavo loco a galope, me derrite, pero también tengo debilidad de la niña que eres ahora, y me la suda si no haces una peli francesa, le doy mucha mas importancia que hagas un bizcocho y que te pongas el mundo por montera, por ti y por tu niña,
¡Haces muy bien, que coño!
No sabia que ya estabas de vacas, que las disfrutes como te de la gana!
Acabo de decidir que ahora mismo me pongo a hacer atún con tomate, a tu salud, que el otro día lo hice por primera vez en mi vida y me salió genial!
Besos y salud

Nieves Martín dijo...

Los preparativos de la nochebuena... uf un mes pensando y al final nadie tiene hambre y nos lo comemos en el almuerzo del 25... Todo un clásico!!!

Estos pensamientos son habituales en fechas como estas, tranqui que pasarán. Aunque Reyes... no está nada mal ser protas de una peli francesa, a mi me encantan!!!

Mil besos :)

Eastriver dijo...

Conozco esa tristeza lenta, cansada, que casi no pesa. Es como una melancolía que no duele, ni te hunde, que sólo te pincha un poco, quizá para espabilarte, para darte cuenta de que el tiempo ha pasado...

Cuando nos asalta esa tristeza, lenta como un gato que se despereza, es que estamos mirando desde una rendija el verdadero sentido de la vida. Algo tan grande y tan imponente nos deja sólo un regusto extraño, melancólico, nada de grandes dolores melodramáticos ni de depresiones atroces. Es como el poema ese de Gil de Biedma que dice que el verdadero sentido de la obra no es otro que las dimensiones del teatro. Algo así.

Y sin embargo volveremos a sonreír, y nos alegraremos de estar vivos, y nos sentiremos más o menos dichosos, porque sabemos que lo único que merece la pena de la vida es el cariño compartido. Y eso lo tenemos.

Petons i bon nadal, maquíssima. Muaks

Eastriver dijo...

Ah, lo de la peli francesa es toda una metáfora de primera división. Mola lo de la peli francesa, la ventana, el frío fuera (frío de verdad, no el fresquito que hace en esta península lisa que habitamos). Ya me veo el Sena, y los barquitos, y la lluvia sobre el Sena, y las buhardillas de los pintores, y el barrio latino, y el vecino barrio de los existencialistas de Saint Germain des Pres. ¿Ves? Para los parisinos es más fácil: porque convirtieron el leyenda, en canción, en cine, en poesía, en literatura todo lo que les sucede. Y lo hicieron siempre con suma elegancia.

Busca Sous le ciel de París cantada por Edith Piaf. Pero hazlo sólo cuando estés mejor, jaja. Más besitos.

carmen dijo...

Vete a ver: "La vida de PI"...

Eres tan buena narradora que si te tuviera a mi lado escribiríamos de algunas de las bolas de colores que resultó estar llena!!!!

Marisa dijo...

Hay momentos en que nos volvemos exigentes y no está mal.
Disfruta a tope de las vacaciones
aunque debas acompañar con el bizcocho un poco de lluvia y viento.

Un abrazo muy fuerte.

Erik dijo...

Vamos a olvidar un segundo lo que hay alrededor y a disfrutar el olor de que ese bizcocho deja escapar mientras se cuece.

Después, ya veremos.

Beso

Emilio Manuel dijo...

He venido a leer la entrada un tanto nostálgica para poder tener derecho a un trozo de bizcocho.

Un abrazo.

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