sábado, 28 de septiembre de 2013

Otoño








Ayer el día amenazaba lluvia,por fin.

La lluvia de Septiembre que,de joven,decía yo,siempre traía novedades; alguna vez me expuse bajo sus gotas frías como quien recibe una bendición después de haber estado en el infierno,(porque eso puede ser el verano en Sevilla).

Ayer,decía,bajo los velos grises y blancos,usé el rato de desayuno para ir caminando hasta Santa María la Blanca, al despachito de dulces que tienen las dominicas en la calle del mismo nombre,un sitio donde huele a paraíso y a blonda de azúcar,donde detrás de una puerta de madera con un ventanuco de rejas te sirve una monja de 88 años con dulce voz y mejor actitud vital que yo en los mejores momentos de toda mi vida mundana.

Cuál es su secreto,no lo sé;

bien es verdad que vocaciones ya no debe haber muchas,porque entre bastidores se aprecia la juventud de bastantes hermanas negritas que vete tú a saber dónde fueron aprehendidas para el cristianismo,y le hacen preguntarse a una si de verdad tuvieron mejores opciones.

Pero la monjita mayor,(porque de potra me enteré de su edad ,que era ésa)abraza con su dulzura de una forma casi física,y no es un tópico.

Supongo que para quien tiene sed de paz la calma interior es un bien preciado,idealizado,sobrevalorado,que para mí ahora un ser tranquilo y bello me parece lo más cool que imaginarse pueda,lo más deseable.

Quizá porque lo que más necesito es sentarme en una piedra del camino,como decía una canción,y mirar la vida que se distrae a sí misma,también en los días de lluvia.

Este fin de semana tengo,pues,lluvia y dulces de las monjas.

Un preámbulo maravilloso para una etapa de vida práctica que voy pasando como las páginas de un almanaque hecho de hojalata,cuyo ruido estéril apenas me deja dormir.



11 comentarios:

Tracy dijo...

¡Qué bonita es esa Plazuela de Sta. María la Blanca! y aunque la iglesia es excesivamente recargada, tiene su aquel, y los dulces...¡que te voy a decir que tú no hayas degustado!

Genín dijo...

Le di a la ruedita del ratón para cerciorarme que estaba en tu blog...:))
Te hecho de menos...
Besos y salud

Emilio Manuel dijo...

Dulces ricos, ricos, y monjas "aprehendidas", si aceptamos otras acepciones no sale muy bien parada la iglesia.

Saludos

mariajesusparadela dijo...

A los dulces de las monjas le cantaba Carlos Cano.
Yo, por momentos, alcanzo la paz de esa monjita. Libre, sin encierros y por mi cuenta. Y me siento feliz.

Nieves Martín dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nieves Martín dijo...

A mi también me llama la atención tanta felicidad y vitalidad, no lo pueden disimilar :)
Ese misterio nunca lo sabremos, al menos yo que tan alejada estoy de los caminos del señor... :)

Pero los dulces me gustan, eso SI que si!!! - con moderación siempre, Reyes querida-

Beso Reyes :)

añil dijo...

Esta tarde-noche me vendrían de vicio esos dulces.
En mi pueblo no hay monjas y los dulces vienen en plásticos individuales. Una suerte cuando quieres adelgazar.

Un beso de preotoño.

virgi dijo...

Esos dulces siempre son deliciosos, aprovéchalos, besotes, Reys querida.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

¡Qué buenos los pastelitos de las monjas, cuando eran buenos! Adiós, pastelito pagano.

Sue dijo...

Lluvia fresca y dulces. No está nada mal para el fin de semana.
Disfruta.

Un beso.

Salvador Navarro dijo...

Qué habilidad tienes para transmitir tu estado de espíritu a partir de detalles de tu vida diaria, llevándonos al interior de tu mundo con frases tan exquisitas como esos dulces de convento y con la humildad, rozando lo excesivo, que te distingue. Qué bien escribes...

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