lunes, 2 de marzo de 2015

Cementerio nuclear


Tengo tus recuerdos enterrados en el cementerio nuclear,con el resto de amistades tóxicas que me regaló la vida.

He tenido tiempo de analizar tus capas de mala suerte y la indignante presión a la que me sometían tus preguntas,tu morboso interés en mí y en mis cosas,que siempre quedaban por debajo en la escala de interés y patrimonio del mundo mundial.

He pensado en cada descubrimiento que hacías sola en tu cuarto,en la cámara oscura de tu vida,bajo aquel montón de libros reveladores que jamás compartiste conmigo,y es por eso por lo que ahora me doy cuenta de que sólo te serví como bufona o comparsa.

Creyente de las latitudes y de los prejuicios,quizá en el fondo nunca me tomaste muy en serio;me juego el cuello a que jamás valoraste nada de lo que escribí.

Ni de lo que amé,ni de lo que hice,ni de lo que viví.

Cada día que pasa estoy más segura de que tu amistad se basaba en mi minusvalía,en mi pobreza,en mi mala racha eterna,y me temo que la mayoría de los que se dicen amigos son así.

Nadie se alegra de lo bueno que les pase a otros,mucho menos cuando esos otros flotan en la pecera de los inservibles,de los que consideramos que son graciosos pero incultos,lejanos de nuestros intereses y motivaciones.

La razón de ser de ciertas amistades es ésa,un discurso hecho con referencias comunes y vivencias que ya no son,en el que una parte le roba a la otra toda alegría y jamás le reconoce nada positivo.

Culpa mía no haberme dado cuenta de que no te quería en mi vida desde tanto tiempo atrás,culpa mía no haberte quitado mis vísceras de la boca en el momento preciso,sabiendo como yo sé que cierta gente inteligente no tiene amigos.

Nos salvó durante años el lloriqueo adolescente,la crítica feroz del mundo cruel,y tal y tal pero al llegar aquí y quitarme las plumas de pato gris descubrí con horror que tu cantinela,todo aquello que te enseñaron y me mostrabas,la mezquindad del materialismo,ese futuro que se va por el desagüe a la primera de cambio y que tanto te preocupó siempre,no era para mí.

Nunca lo fue.

Y me robaste tantas veces la esperanza que no puedo echarte de menos como no se echan de menos los sabañones ni el dolor de ciática.

Tengo tus recuerdos enterrados en el cementerio nuclear,junto con el resto de amistades tóxicas que me regaló la vida.

Todo tiene su sitio en este viaje,y su lección y su epitafio.

4 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Sí, todo tiene su sitio, pero , a veces, tardamos en encontrárselo.

Sue dijo...

Jo, espero y deseo que todas las amistades no sean así :( aunque haberlas haylas. También se aprende cómo ser amigo y cómo quieres que los amigos sean contigo. No es algo innato, ciertamente, y la adolescencia crea muchos amigos de atrezzo. A esas edades necesitamos aliados, supongo, pero a estas ya no. Es vital que cada uno respire su aire y la presión sobra.

Besos.

Genín dijo...

Bien enterrada está, y en buen sitio, lástima de tiempo perdido creyéndote lo que no era, pero ahora, palante, a cultivar a las buenas amistades, que las tienes, no todo es mierda a nuestro alrededor :)
Besos y salud

NáN dijo...

No solo "espero", como Sue. ¡Sé! que mis amigos se duelen de mi dolor y se alegran de mi alegrías; como me pasa a mí con ellos.

Pero algún cadáver de esos que cuentas he tenido que dejar en el camino. Los llamo los "yoyoístas" y ahora ya sé lo suficiente para que no me la den con queso.

Besos

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