martes, 10 de mayo de 2016

Qué es el pasado...

...sino la forma oblicua de nuestros deseos.
Dicen que el tiempo no existe, pero nos han educado entre sus mimbres.
Por eso entrar en el bloque de pisos donde una se crió es pensar que aquellos que entonces criaban a sus hijos ya no están , y el olor de la comida de hoy huele distinto porque los usos y costumbres han caído en otra página de un libro nuevo para los que hoy crecen, y que luego entrarán en las casas aún de pie, mucho más tiempo de pie que las personas, pequeños torreones de piel y huesos que acaban bajo tierra, y si son lectores o bebedores o soñadores (nostálgicos varios) pensarán como hoy pienso yo, he aquí el recuerdo de todos aquellos que tuvieron su porción de queso cotidiano, sus sueños como latas de galletas, facturas por pagar y niños por traer, he aquí cómo aquellos cielos grises nos pillaban en la mesa camilla al olor del café y con las preocupaciones tontorronas de la tonta vida que nos voltea el corazón a cada paso.
En cada atrio de iglesia , en cada porche o zaguán, en cada techo de uralita donde duermen los gallos, sonará la lluvia en días eternos que no tienen fin ni principio, qué más da quien esté allí para contarlo si las piedras no necesitan a nadie.
Sé , por éstas y otras cosas, que soy un alma vieja que jamás supo resolver la ecuación de la alegría, que entendió las sumas como restas porque sólo eran la primera parte de un préstamo, pero también sé que los sepulcros no me atraen porque no humean como tazas,  quizá tan sólo sudan con el calor reciente y es efímero, luego la ceniza se enfría y es así como prefiere barrerla el viento, que es otro gran maestro de ceremonias.
Esta mañana soñaba con cuartos de juguetes, con carpetas forradas, de cuando la vida empezó a ser ligeramente amenazante , de cuando ya no bastaba merendar y hacer deberes, de cuando hubo que trabajar más en serio, de cuando empezaron a morir los abuelos, de cuando ya no despiertas sonrisas condescendientes sino deseo puro en alguien que dice que te ama, y así echas a rodar como un canto tontorrón por la tonta vida que te cambia el corazón a cada paso.
Ahora es otra joven la que cree que todo es maravilloso, y desea hacer lo que se va encontrando con una fuerza arrolladora, es otra quien sueña con vivir experiencias en libertad y amar y ser amada, tan tierna todavía pero con esa fuerza de los fueguecitos recién prendidos, y ahora soy yo quien cree que todo está más visto que el TBO, y que no vale la pena ilusionarse y que la amistad no existe porque como decía el personaje raro y egocéntrico pero quizá bienintencionado, de la película "Dark Horse", la gente sólo se importa a sí misma.
Y así viene siendo desde siempre, aunque no haya un génesis al uso sino una repetición de ciclos inmisericorde y tozuda, que nos permite vivir con la fuerza de los fuegos que se prenden con la fe y se apagan con la vida.

3 comentarios:

Genín dijo...

No, difiero, esos fuegos hay que alimentarlos todo lo que se pueda y disfrutar a su calor, claro que merece la pena niña... :)
Besos y salud

Isabel dijo...

Esta foto representa muy bien esa subida que es la vida. Ese peldaño a peldaño que debemos solucionar sin recetas porque somos afortunadamente distintos.
Pienso que debemos estar contentas de haber tenido hijos porque su alegría e ilusiones contagian. Con ellos volvemos a actualizar y aprender, y, sobre todo, a no estancarnos.

Un abrazo a esa joven ilusionada y con ganas de experimentarlo todo. Y a su madre, como no!!!

Maripaz dijo...

Brillantes como siempre tus letras, querida, Reyes.
Quizá el verte reflejada en esa niña que se come la vida con pasión, te ha llevado a hacer balance y no te cuadran las cuentas, pero que te quieten lo bailao...
Se repite en una y otra generación y así hasta el final de los tiempos.
Un beso.

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