
Noto que me estoy haciendo mayor porque me obsesiono mucho.
Yo, que estoy por encima del bien y del mal, o sea, de los tensiómetros, de los planes de jubilación y / o de ahorro , del bricolaje y el colesterol , y sobre todo, del deseo de vivir eternamente , (ya son conocidas mis tendencias suicidas ) , resulta que en realidad soy una cagada de cojones .
Hace unos meses me hicieron una endodoncia en un diente frontal superior, la vulgar paleta que Bugs Bunny asoma por encima del labio , ( en la derecha ) y desde entonces no he superado el trauma de saber que es posible sufrir caries "también " en las piezas dentales que se ven .
No he perdido el diente , de momento, pero está muerto el nervio y la sensación de que ya no es lo mismo porque está endodonciado no me la quito de encima ni a tiros ; para colmo empecé a tener sensaciones , de brisa del Atlántico deslizándose por ese estrecho de Gibraltar en miniatura esmaltado en gris que son mis paletas , y el mosqueo ha ido en aumento hasta el punto de que no hay espejo del tamaño que sea que no sufra mi morisqueta supervisora .
Desde luego no seré yo la que este año le dé un mal bocao al turrón duro , porque se me quedaría seguro, y por algo me he venido a vivir al lado de una vía de tren , que entre salir a la calle sin dientes y morir en los fríos brazos de Renfe yo lo tengo clarísimo .
Bueno, ésa es la obsesión A ; la B comenzó hace dos meses, con el sangrado de encías ; cuando uno teclea esas palabras en Google sale la palabra "leucemia " , así del tirón ; me acuerdo de esa noche en que casi lagrimeaba pensando que iba a morir joven , después de tanto quejarme , y me daba una pena horrorosa en el fondo ; luego observé que las placas de sarro ocultas , aquéllas que no se pueden evitar con los simples cepillados, también provocan sangrado, y me compré un enjuague gingival y mano de santo, que de eso no me morí .
El otro día observé con preocupación que he empeorado de la espalda , y desde entonces no hago más que relacionar el nombre del gimnasio para mujeres en el que estoy apuntada ("Curves") con la curvatura de mi escoliosis , preguntándome si querían decir eso con el nombrecito, que si tienes chepa , te la estiran el doble, por muy duros que las máquinas hidráulicas transformen a los bracitos; es mi obsesión C , la de haberme puesto en manos de gente que no son fisioterapeutas , y encima haber firmado por un año, como los artistas .
La obsesión más repetida , sin embargo, tiene que ver con el peso ; y no es que yo esté anoréxica , que si me cubriera con el poncho de Chavela Vargas como vestimenta habitual, no sería mala idea .
No, no es por el físico ; son los pesos en plural, las básculas .
Tengo una especie de harén de pesos a los que me resulta imposible no hacerles caso, si me los cruzo ; me gusta preguntarles en cada momento si estoy más delgada o más foca , y no importa que en la misma semana los haya usado varias veces .
Uno de ellos está en una farmacia de Montequinto, cosido a mis recuerdos por ser ésa la época ave fénix tras mi divorcio, las largas caminatas con la niña , los días de guardería y los primeros tonteos con intenné; el esbozo del deseo de cuidarse , empezó ahí .
Ése es el basic ,digamos; otro lo tengo en una parafarmacia del mismo barrio , que siempre me da un poco más y por eso lo odio , pero ya le tengo pillado el punto y no se lo tengo en cuenta .
Cuando él dice 77 , sé que en realidad son 76 , y ya está; sólo tengo que restar uno a lo que me ha dicho el de la farmacia , tampoco pasa nada ,hay que ser comprensivos con la forma de ser de cada uno. Éste sería el medium.
Luego está el del herbolario de Carrefour , donde sólo entro para pesarme , ( si voy con la niña, compro un jabón en forma de sol o caballito de mar ) , que sería el más cercano a mi casa .
Y el premium es otro ejemplar de farmacia que te cobra 50 pelotes , y a ése sólo me subo cuando de verdad pretendo adelgazar , el día antes del inicio , (aunque suelo volver tres días después a comprobar mi fracaso ).
Decididamente , tengo que encontrar otra forma de pensar /actuar .
O eso , o dejar de compadecer a los hombres mayores que se quedan embobados mirando las obras , fascinados detrás de las vallas.
Que no es que sea malo , pero conlleva un cierto nivel de aburrimiento y/ o vacío existencial.
Más o menos, como mi juego de las básculas .