domingo, 5 de diciembre de 2010

La cárcel


Está lloviendo , relampaguea y amenaza con irse la luz.
Son las seis de la tarde y se ha cerrado la noche de repente.
Menos mal que me dio tiempo a sacar un poco a las perras para que estiraran las patas y comieran , ahora ya están refugiadas en su caseta y yo tras los barrotes , cada mascota en su sitio.
La niña hace sumas y restas , incordiando sin parar con preguntas de confirmación , ("a que siete más ocho son quince, a que diez menos dos son ocho "...) no había mejor plan para esta tarde que hacer los deberes , es mejor así.
Esta mañana hemos visto una peli sobre la vida de los pingüinos emperador , y me ha parecido que no somos tan diferentes.
Un poco de amor en una vida dura , caminar buscando luz y calor durante casi todo el rato, agruparse para sobrevivir , ser capaces de reconocer al ser amado en medio de la multitud y en todo momento la posibilidad de caer muerto de frío o depredado ; la obligación de las hembras de ir en busca de comida para la prole y luego reecontrarse , con suerte , para sentir que todo ha salido bien , aunque todo no es más que una estación en el ciclo de las estaciones.
Y esa forma de caminar bamboléandose haciendo filas , el estridente sonido de sus voces, no me parece que tenga nada que envidiar a cualquier lugar de trabajo humano, y si me apuras , a cualquier reunión de poetas o escritores.
Pero esto son cosas mías , esas cosas que siempre se me ocurren sin avisar , en tardes de Diciembre tan típicas que hasta vuelven a poner "Gremlins " en la tele , alcanzando con ello a todas las generaciones , una tras otra .

12 comentarios:

Pilar Vidal Clavería dijo...

Querida Reyes

Me encantó la película del pingüino emperador y es cierto hay pasajes que nos recuerdan la dureza de algunos momentos de nuestra vida, lo que hay que hacer para sobrevivir.....

Un abrazo de pingüino

Fran dijo...

No pudiste tener mejor actividad que buscar al ser amado en medio de la multitud. Con eso tendríamos que tener todos bastante.

Besos

mariajesusparadela dijo...

Es cierto que a veces somos estridentes. También puede ser una necesidad de sentirnos especiales, incluso igualándonos con todo ser vivo.
A todos nos pilla la venita loca ( y qué preciosa es)

Sue dijo...

No he visto la peli, pero los pingüinos me parecen animales muy simpáticos. De toda la vida.
Por otro lado, hacer deberes una tarde de domingo (sobre todo si al día siguiente es FIESTA :) es estupendo.
Noche cerrada, sí, por aquí también desde hace casi tres horas, al calor del hogar (o de la estufa), un poquito de chocolate negro(para la resaca), y salchichón (también para la resaca) y mucha agua (consejo de NáN, para la resaca) y programas de Buenafuente (cansina soy) y leer cosas como esta en Blogs como este (¿demostrativos sin acento?).
Lo de buscar al ser querido entre la multitud.. en fin, no sé qué puedo decir.
En esto del amor estoy en pañales y cada día me siento menos sabia.

Un beso.

virgi dijo...

Cuando vuelvas, vamos a verlos al Loro Parque. Cuando fui, me emocionaba, de veras, una auténtica monada.
Besos

añil dijo...

Jajajaja, ayer mi padre se quedó dormido en la mecedora y al despertar, con esa calma que le caracteriza, estaba un poco despistado, no sabía si era por la tarde o por la mañana, sólo que en la tele había unos bichos feísimos con unas bocas enormes.


Un beso

La sonrisa de Hiperion dijo...

Dureza de las cosas... pinguinitos de carton...

Saludos y una abrazo.

NáN dijo...

Demostrativos sin tilde, sí señora.

Los pingüinos, lo he pensado siempre, se deben burlar de nuestra forma de andar, rectos como un palo de escoba. Nos falta la elegancia del bamboleo, se dirán, ese rasgo de civilización superior.

Apagada, la tele es mucho más bonita. Pero a los cabrones de la
2 les ha dado ahora por poner documentales estupendos uno tras otro. Deberían despedir a los jefes de programación.

iliamehoy dijo...

Te aplaudo en medio de ese aburrimiento que irremediablemente se me pega en cuanto despunta diciembre.
Una sonrisa

Miguel Baquero dijo...

La vida va avanzando poco a poco, fase a fase, y yo estoy ahora en la apasionante época de la "resta con llevadas". No te rías, a partir de aquí ya empiezo a pisar terreno inseguro, no respondo a las preguntas de mi hija con tanta seguridad como antes, y en el horizontes, dentro de unas cuantas páginas, asoman las tablas de multiplicar (yo la del 7, por ejemplo, nunca me la supe de carrerilla). Así pasa la vida y estoy seguro de que para el curso que viene, cuando empiece aquello del mínimo común múltiplo, y sea mi hija la que tenga que instruirme a mí (siempre fui muy ceporro para esto), empezará otra fase y comenzaré a tener claro que el mundo ya pertenece a otros...

Antonio de Castro Cortizas dijo...

Si, la verdad es que somos un poco pinguinos, no hay mas que vernos entrar en el metro, hacer cola para comprar pan, salir del trabajo todos al mismo tiempo... De hecho, a veces creo que si un pinguino pudiera vernos, se descojonaria de risa.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Es verdad que ese paralelismo existe salvo en un detalle; cuando la hembra sale a buscar provisiones, debe viajar hasta 200 Kms hasta el Mercadona más próximo, mientras el macho, se queda protegiendo los polluelos y perdiendo hasta el treinta por ciento de su peso mientras genera el calor que mantendrá con vida a la prole. Es como los matrimonios antiguos y las familias monoparentales de hoy, en las que al macho, le remplazan abuelas multifunción o mercenarios de la crianza.

Despedida

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