Cumpleaños

Yo tenía 34 años cuando ella nació.
No era tan joven y sin embargo me pilló desprevenida ; una belleza sorpresiva y un enorme agobio me atraparon a partes iguales , más porque aquella niña lloraba mucho, de día o de noche , cada poco , o se despertaba ronroneando, quejándose de algo o intentando adaptarse a la vida , no sé.
Cuando dormía por fin , en lugar de dormir yo, como me recomendaban , no podía evitar ir a contemplar su belleza, como la propia Selene mitológica contemplaba al pastor dormido .
Y era como contemplar algo muy grande y muy pequeño al mismo tiempo.
Esta foto se la hizo Olga en uno de aquellos paseos cortos por Tenerife, y me parece que resume muy bien lo que os digo.
De repente se quedaba dormida con el traqueteo del coche y uno podía quedarse ahí, simplemente mirando lo bien hecha que estaba, preguntarse qué piensan o sienten estos seres que entrecruzan sus manos como budas pequeños , cómo puede ser alguien tan perfecto , justo antes de volver de nuevo a la realidad horrísona de la teta y los pañales.
Qué tiempos y qué bien que aquél fue uno de los trenes que no dejé marchar (todos los demás acumulan polvo en las estaciones abandonadas de mi cerebro ) .
Hoy cumple siete años y desde luego ya no parece un bebé.
Es una niña de primaria que arrastra una mochila de ruedas y que incluso necesita gafas ,las llevará dentro de unos días.
Todos los días han sido y son una lucha y una aventura .
Confío en que podamos seguir creciendo juntas hasta que decida dejarme en una gasolinera de la carretera , como pronosticó mi querido amigo Carlos , el filósofo optimista.
Me da igual ,todo lo que haya hecho por ella habrá estado bien hecho.
Siete años , felices , felices.