Soy muy de aniversarios y recuerdos, aunque ya cada vez menos.
Las efemérides grandes o pequeñas no son más que tachuelas que nos gusta repasar hasta que se caen de viejas y absurdas; aun así todavía a veces me gusta comparar fechas.
Nací un viernes,y leí Robinson Crusoe , supongo que es por eso por lo que siempre respeté esos datos ;
hoy me he fijado en que hace justamente un año la menda estaba tirada en la arena gris de la playa de las Galletas , en el sur de Tenerife, y que tal tarde como hoy el mar sonaba así a la hora de la siesta, tranquilizador y brillante como un espejuelo divertido.
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12 comentarios:
Me encanta el sonido del mar, pero no puedo tomar el sol!!!! A ver cuándo te puedes escapar a la playa este año. Besos
Un sonido perfecto para soñar.
Besos
El sonido del paraíso, el agua brillando con el sol, que relax....
Haber que recuerdos almacenaremos en éste.
Un besito Reyes :)
Breve pero muy evocador. Los recuerdos suelen caldearnos (o refrescarnos en este caso) el corazón ¿no crees? Un abrazo.
Que bien suena eh?
Lo de "espejuelo divertido" te sale natural o te lo curras?
:P
Besos.
No recuerdo ya el sonido del mar. No recuerdo cuántos años hace que no voy a la playa.
Y no estoy segura de sentirme relajada frente al mar.
Naciste un viernes y ya podías con el Robinsón, mira que eres avispá, hija.
Curiso nombre de playa, es para no parar de mojarse.
Es bueno conservar los momentos felices en nuestra memoria, nos alimentan, ¿verdad?
Besos.
Pues ya sabes lo que te toca, repetir este año y volverte a poner frente al mar...a disfrutar de el.
La mujer tal, la mujer cual y hasta La Mujer Pantera: yo prefiero la mujer perroflauta, en mar o en secano.
Besos, genia.
Hay fechas para el recuerdo y fechas para el olvido.
Es curioso cómo hay días que se marcan y días que pasan sin pena ni gloria (los más)
Besos
Y no te preocupes que aún queda mucho verano.
El sonido del mar penetra en uno una sola vez: el resto son repeticiones de la inoculación recibida. El mar se vive siempre que se puede y se sueña después de haberlo conocido. Saludos.
Yo voy a morirme sin experimentar una tempestad en alta mar, con viento huracanado y olas de quince metros.
Un buen revulsivo, para comparar con las tardes de verano en el barrio desierto.
La voz del mar puede ser tan diferente... Ahora recuerdo un día de playa. Había una parejita de niños junto al agua, y cuando llegaba una ola a la arena, salían corriendo aterrorizados. Luego ella convencía a él para acercarse de nuevo, y vuelta a correr con las caritas desencajadas por el miedo. Comentaban: "¡que viene otra!" y "¡písala, písala!", hasta que comprendí: entendían los dos niños el mar como un organismo vivo, una especie de monstruo que los perseguía y los acosaba rugiendo.
Un abrazo, Reyes.
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