lunes, 12 de abril de 2010
Trastorno alimenticio
Cuando estoy comiendo es como si me comiera el mundo, piensa el que come demasiado.
Hay un tipo de dolorosa glotonería que un listo bautizó como Gula, parece un nombre de serpiente ;quizá yo la padezco, dolorosa porque nunca sabes a qué se debe ni cómo la podrás controlar si se presenta .
Suele presentarse por la noche , y no es , como la gente piensa, un acto social ;todo lo contrario, en bodas y comuniones soy más bien frugal , y no digamos en citas con el otro sexo; es más bien una masturbación solitaria , la explosión de placer de las papilas gustativas derramando en olas lo dulce, lo salado, las cremas y la mayonesa , el salmorejo que enseguida reclama un poco de chocolate fundido para neutralizar la pisada profunda del ajo, los pinchos vestidos para la ocasión ,el queso de cabra en rulo fundido a golpe de microondas con su gorrito de miel caliente por encima y su penacho de dos nueces peladas por encima, como un tirolés irresistible (un truco que aprendí en un bar de tapas , y en esta ciudad todos los bares lo son ).
Las anchoas con su sendero de aceitito , el pulpo anaranjado por el pimentón que me recuerda que soy una payasa, riendo y llorando de forma intermitente, prometiendo treguas a mi estómago que nunca llegan , que gusta de mezclar las cosas sin saborear nada , más que comer, engulle, esto lo sabe bien el que come en exceso como si en cada búsqueda del sabor masticara el mundo y todas esas cosas que salieron mal.
También están los dulces baratos, las patatitas que crujen , fritas en aceite para engrasar máquinas , las novedades pensadas para el engullidor actual , con toques de eneldo y limón , más fuertes que los titulares de un noticiero , el salmón , los snacks, las salchichas alemanas que originariamente se comen con crema de manzanas o puré amargo , flotando entre dos islas de salsa tártara ; aquello que me dieron a probar en Hungría con carne de pollo que no era pollo, sino gallo , y lo otro de los chinos que se fríe y que deja en la lengua la calvicie de sus pelitos de soja y uno se cree que está comiendo sano porque la soja no tiene color ni sabe a nada , en realidad , la fritanga sí.
En el imaginario personal del que come demasiado hay un sitio al que llegará un día.
Es un prado verde intenso, allanado por los vientos de la primavera , festoneado su horizonte por árboles frutales , los únicos proveedores de alimento posible.
En sus ramas no hay chocolate ni hamburguesas , sólo fruta , una fruta brillante que endulzará la boca del que comía demasiado y llenará su estómago, lejos de la permanente agresión de los excesos y más cerca de la dignidad .
Ciruelitas y peras de san Antón lavando una vida entera , cayendo a chorro en un día de sol , limpiando las secuelas de tantas digestiones pesadas , de tantas falsas promesas .
En ese paraíso tiene un sitio el que come demasiado, pero se levanta un lunes con la idea de alcanzarlo, de dejar de comer así;
y pasa el lunes , más o menos , el martes y hasta el miércoles y hasta parece que los rayos de sol puro lo alcanzan por dentro .
Y sin embargo, qué hambre , qué desolación .
Empieza a pensar que atiborrarse es tan legítimo como el sexo , que significa disfrutar de lo que uno tiene , y de repente saquear la nevera ya no es un acto deprimente , sino una actividad divertida.
Y antes de que acabe la semana , volverá a irse a la cama con varias toneladas de grasa animal y chocolate repartidas a lo largo del alma como los siete chacras pero en versión guarra ,en departamentos de pesimismo y amargura , una revolución amarga en la que sólo quedan en el patíbulo los papeles vacíos de las magdalenas.
El prado verde donde brilla la fruta no es más que una promesa para hippys o yoguis.
Una vez más.
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12 comentarios:
Dios, que duro es todo esto, qué hambre de "no fruta". Qué atracón de helado me acabo de dar.
A mí me gustan los atracones de salado, lo que pasa es que me dan mucha sed, y por las noches me levanto y bebo Fanta Naranja u horchata con los ojos cerrados (me he llegado a beber un litro de horchata de un trago), y ya que estoy bebiendo me pongo algo de comer, y como he comido tengo sed otra vez...
No es bulimia ni nada parecido, yo creo, es que tengo gusa, y ya está. No hay que darle más vueltas.
P.D. Lllego tarde a tu post anterior pero te he dejado un comentario
Cuando vemos a una persona obesa, no nos imaginamos lo que hay detrás, el
sufrimiento que estos llevan a cuestas cada día de sus vidas. Este sufrimiento
es en gran parte generado hoy día debido al bando delgado, al bando “fashion”.
Ya sabemos que la obesidad es asociada a variedad de enfermedades graves pero la extrema delgadez (provocada) lleva a miles de personas a la muerte.
Si una persona es obesa y sobre todo si padece gula, no hay que esconderle los alimentos, esto es un error, no hay que hacerle desear picotear pues esto es peor, sino acostumbrarse a ver los alimentos y tomarlos cuando realmente los necesite, eso si, tener en casa alimentos apetecibles, pero en dosis moderadas, si se les corta el suministro, querrá más y más y cuando lo coge por banda es cuando hace el gran destrozo. Creo que se les trata como monstruos y son personas sensibles y amorosas, al menos, las muchas que he conocido lo son y, sobre todo mi gordita que tengo en casa , ella misma se ha plantado mote “ Miss Piggy” (de los teleñecos)y se parte el pecho..
Ole sus jamones!!!!!
Las noches comiendo lo que no comemos durante el día... Ay el chocolate, y el arroz con leche después de una chuleta y un vaso de vino tinto. Pues he engordado un poco. Y qué. Estamos mucho mejor que tan delgadicas...
Un beso, princesa
¿Llegará el día en que confundamos un/a muñeca/o hinchable con un/a persona/o?
Besos en el ínterin, por si acaso.
Hay tantas frases buenas en esta entrada que merece una relectura inmediata. ¡¡Vooooooy!!
No hay placer comparable al que te da ese chocolate que se derrite en tu boca tibia, mientras te acurrucas con tu almohadita y un libro, en la semipenumbra de tu alcoba...
Besos golosos
BB
Mira que yo no meriendo y me ha dado hambre sólo leer esas maravillas de descripciones.
Besos dulces
Si te leo antes del almuerzo, artista, como varias cosas de las que nombras.
Volveré a leerte cuando tenga hambre, así me inspiro, ja!
Yo tb soy más de salado, de cualquier tipo de salado. Podría estar comiendo durante horas, despacito, con chupitos de vino o agua según... todo el mundo dice que no sabe dónde lo meto. Pues eso, mi angustia que me sirve de gym (como diría Woody).
Hay que disfrutar de la comida y del sexo y de todo los que nos reporte placer, aunque sea inmediato. Qué tiene de malo la inmediated?
Pero también hay que cuidarse para poder seguir disfrutando...U know. Pero sin falsas promesas, cuidarse pero no cohibirse demasiado. La vida es corta.
Me ha encantado tu entrada y ahora voy a por la de Bob Esponja a quien, me temo, no conozco. Pero seguro que me gusta a partir de leer tu post.
Eres genial.
Sí, eres genial.
(por si no se me había oído, que lo he dicho bajito).
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