martes, 3 de enero de 2012

El señor y la señora Crochette

A la viuda Crochette le gustaba sonreír aunque le faltaran algunos dientes;tenía anchas caderas y orejitas de terciopelo rosa,tetas grandes y el pelo rizado;soñadora lo había sido siempre,aunque nadie le hubiera dado muchos motivos.
Regentaba una tienda de sombreros en la calle central del pueblo, que conectaba con un puente de plata que solía abrirse para los enemigos;ella prefería llamarlo Canal de la Amistad,puesto que en realidad era una puerta para pasar al otro lado,(es que la viuda Crochette era muy optimista aunque lo disimulaba para no caer mal).
Una mañana entró en su negocio el viudo Boffard, que no vendía queso,pero quería comprarse un sombrero;al dirigirle las primeras palabras,de pie frente al muestrario que ella le enseñaba,dos gotitas de luz de sol le dieron en los ojos.
Y la viuda Crochette vio que eran verdes.
"No tengo ahora mismo lo que busca;pero puede que lo tenga mañana.Vuelva y le tomaré medidas".-dijo la señora Crochette,sintiendo una punzada de hambre en el estómago.
El viudo Boffard volvió al día siguiente ,y al otro.
Un par de noches pasó la señora Crochette buscando entre sus mejores paños,y vio que ninguno le servía al carácter reservado y austero del señor Boffard.
Pero que algo no encaje a la primera no significa que tenga que ser descartado.
Además, quizá no era un sombrero lo que ese hombre necesitara; un sombrero sirve para protegerse, cubrirse del frío y de la lluvia o ponerse un toque de artificio elegante para soportar la vida.
Y el señor Boffard necesitaba desnudarse,entonces lo vio claro.
Fue por eso por lo que un tiempo más tarde, las mañanas sorprendieron al señor y la señora Crochette (él ya no recordaba su nombre anterior)bañados en esos delicados rayos de sol que se deslizan al principio de los días,más desnudos e inocentes de lo que nunca lo habían estado antes; y eso que entre los dos habían sobrevivido a dos matrimonios ,varias recesiones y un período de entreguerras que,según los expertos que siempre hay en cada época,marcaron un antes y un después dramáticos en la historia de la humanidad.
"Bah"-pensaba alegremente la dama, rodeada de sombreros desparramados por el suelo -"Esas cosas terribles no pueden ensombrecer lo que sucede en el corazón de la gente".
Una verdad absoluta que ella jamás contaría a nadie,sobre todo para no caer mal a sus adorados convecinos, aquéllos que necesitaban comprar sus sombreros para soportar la vida.


(Foto manualidades.com).
He vuelto y esta vez para quedarme,jeje.

18 comentarios:

Montserrat Sala dijo...

Vaya, vaya, Con el nuevo Año, nuevos tonos, nuevas sensaciones, nuevas historias, y cambio radical de registro. Enhorabuena, Reyes, Hay que renovarse o morir. Muy gráfico el retrato de doña Crochette.

recibe un fuerte abrazo, y mi admiración.

Francisco Espada dijo...

Me gusta el tono. Confieso que me he confundido y me esperaba un muestrario de croché y/o una tabla de queso de primera calidad, pero me ha sobrecogido "comprar sus sombreros para soportar la vida". Besos.

virgi dijo...

Precioso, Reyes, precioso.
Punto.


(besos, sííííííí!)

Ana dijo...

esta es una historia de dos soledades, de no saber que cuando nos desnudamos somos más nosotros, y que los sombreros ocultan cosas, complejos, dolor, casas grandes,frío... ha salido el sol que calienta los corazones.

BESOS.

Erik dijo...

¡Cielos! Pues que maravillosas mañanas.

El resto del día seguro seria radiante.

Eastriver dijo...

Precioso cuento. Aunque yo,a veces, necesito también comprar sombreros para soportar la vida (aunque no por ello soy menos guay). Petons, Reyes.

Nieves LM dijo...

Precioso relato Reyes. Tierno, intimista, me encantó. Un beso.

Encarni dijo...

La señora Crochette no necesitaba desnudarse porque ya era casi transparente, y eso facilitó que entrará la luz hasta el señor, y con ella el calor.

Un bonito cuento.

Un abrazo, Reyes.

Feliz Año.

BB dijo...

Una señora que sabía de muchas cosas, menos de crochette.
Me encantó el cuento.
Besos
BB

Elysa dijo...

Me encanta tu cuento y sobre todo todo lo que no dice pero está ahí.

Besitos

Genín dijo...

Se lo decía yo a una amiga, "Uno se hace mas amigo en una cama, en pelotas", no apreciaba la pureza de mi pensamiento, hasta que decidió probar y... me dio la razón...
Besos y salud

mariajesusparadela dijo...

Entre líneas hay lo que yo esperaba. y brinco y bailo y bebo porque vives.

Ahora, a mantenerse, abrigarse y destaparse cada día. Para volver a abrigarse y destaparse. En mi tierra decimos "amodiño"...y buena letra.

José Núñez de Cela dijo...

Precioso. Enhorabuena. Me ha gustado/emocionado.
Como la Sra Crochette, opino que todo lo que nos están contando, día tras día, "Esas cosas terribles no pueden ensombrecer lo que sucede en el corazón de la gente".

Feliz año!

Sue dijo...

Creo que no se grabó mi comentario de antes... o se ha ido directamente al Spam sin pasar por vicaria, que también puede ser.

Como no me gusta repetirme escribiré algo diferente, aunque similar.

Siento que todo se derrumba, todo mi "todo", pero al entrar en la sombrerería he sentido una especie de alegría por lo que pueda venir. Sobre las ruinas, si no son valiosas, pueden construirse hogares nuevos (si son valiosas las encierran entre cristales para que los turistas las miren). Tampoco hay mucho más que decir.
De tu relato sí hay mucho que decir, porque está lleno de ternura y amor.

Gracias por dejarme cotillear entre cortinas.

Necesitaba esos rayitos de sol.

Un beso.

Isabel dijo...

¡Qué bien cuentas!
Me gusta mucho la frase central y que inicia el giro: "Pero que algo..."

Bella manera de empezar el año, querida Reyes.

Un abrazo.

José Vte. dijo...

Un cuento precioso Reyes, has empezado el año potente y con alma poética subida.
Me encanta sobre todo esa frase que dice la Sra. Crochette después de soportar esos periodos tan duros:
"Esas cosas terribles no pueden ensombrecer lo que sucede en el corazón de la gente".

Eres buena cuando te pones, Reyes, muy buena.

Un abrazo y feliz año

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

El mío, de jipijapa; un panamá, pa más señas, como los que vendería don Triquitraque. Ea.

Besos, toma que toma, dale que dale...

Sue dijo...

Hombre Anuar Bolaños, ya le echaba yo de menos!

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