Una vez, ella me estuvo enseñando fotos de aquel invierno.
Presentación a la familia,viajes cortos,proceso de adopción,invención de costumbres que acabarán siendo rituales;esas primeras vivencias de ilusión y conocimiento del otro.
No tengo nada en contra de ellos como pareja,si me apuras nunca lo tuve,de hecho entre las diplomaturas y licencias personales tengo sobre todo la de la concordia,por el bien universal de todas las criaturas pero sobre todo la que más me importa;creo que es lo mejor y lo que debe hacerse antes de andar con aspavientos y machetes.
Y sin embargo, cuando vi aquellas fotos que se me mostraban inocentemente, algo me mordió el corazón;no era amor ofendido, era pena;pensé que mientras se cocían aquellos recuerdos agradables en la nueva página de otros,yo estaba sola en Sevilla tratando de aceptar que tenía una niña de pocos meses y que las mentiras de mi vida habían explotado por fin poniéndome perdida de mierda e insomnios.
No habíamos pactado más que una solución provisional,pero él ya estaba viviendo otra realidad paralela mientras yo me debatía en la pobreza más absoluta y los horarios de la teta, exiliada en casa de mi madre donde tenía un armario con una sola percha , más tarde sola en un piso alquilado a una amiga.
Con el tiempo aprendí a valorar que lo que me había quedado era el verdadero regalo, el único posible.
Porque si alguien te conoce lo bastante como para quedarse contigo casi diez años y luego permanece ajeno a tu sufrimiento de esa forma, realmente es una suerte que desaparezca para regalar sus prendas a otro incauto.
Para entendernos, puede que ninguna de mis relaciones haya sido ideal,pero no por eso he podido nunca permanecer ajena a su dolor .
No me agradan los maniqueísmos,los malos y los buenos,yo desde luego buena no soy;pero entre mis innumerables defectos no se encuentra la deslealtad , no entendida como fidelidad , sino como algo más amplio; quizá la incapacidad de falsear datos para sostener una dualidad que de todos modos acabará provocando dolor, o lo que es lo mismo, la incapacidad de ser cobarde para esas pequeñas cosas.
Me parece que este equipaje es lo que daría lugar al verdadero amor ,que no puedas ver sufrir al otro,siempre que puedas evitarlo.
Comprendo clarísimamente , mientras el cielo no sabe si quedarse encogido o echarse a llover,esa irreversibilidad que expresan algunas personas acerca de lo que "está roto por dentro".
En mi caso, vivir aquello me hizo estar segura de que jamás volvería a sentir nada por esa persona.
Me hace mucha gracia cuando la gente del entorno, fieles al pensamiento establecido y a los chistes fáciles,comentaba la posibilidad de retorno o mostraba sorpresa ante la cordialidad en un país donde los ex son todos unos cabrones y las ex todas unas putas.
Yo sé que volveré a verle una y mil veces por el bien de mi hija, y a recorrer esta ciudad y comentar películas y beber cervezas,incluso puede que vaya a vivir cerca de su casa ,pero "lo que está roto por dentro" no variará su trayectoria ni un milímetro, como la perfecta esquirla que llevaré en el corazón hasta el último de mis días .
Todo ello dicho,por supuesto, sin la menor acritud.
(En la foto, yo en el suelo, como buena andaluza, cuando remendaba calcetines en la vieja casa familiar; procede del sitio www.fotosantiguas.org ).
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18 comentarios:
Un relato muy interesante. No sé si el título es el más adecuado: el texto se aleja bastante del rencor, parece incluso renunciar a él. Hay, precisamente, en esa voz femenina clara conciencia de que ya no puede sentir nada por ese ser que se ha manifestado indiferente a su sufrimiento pero está dispuesta a seguir viéndolo ( incluso a vivir cerca de él) por el bien de su hija. Creo que un título más acorde con el contenido lo favorecería. Con todo, enhorabuena por el relato. Besos.
Tienes razón , Isabel , pero algo de rencor sí que hay desde que se lamenta de haberse quedado sola aquella época difícil , en realidad intenté jugar con el deseo de no sentir rencor y la imposibilidad real de hacerlo en cuanto se mira hacia atrás; gracias por tu comentario y avísame cuando salga Cornelia , aunque tengo que remontarme muchas entradas para pillar el hilo, me quedé en que Rea Silvia era consagrada como vestal para salvarse.
Besos.
Siempre honestas tus palabras, para bien o para mal; tal vez por eso calan tanto.
Digo como Isabel, no me parece que haya rencor en este texto, más bien diría que hay madurez y buena digestión, a pesar del duro trago.
Es un placer leerte.
Un abrazo.
Gracias Mercedes viniendo de ti más que un comentario es una alegría.
Me habéis pillado conectada, Gúenas noches, me voy ya.
Este blog me lo han cambiaooo.
Y el relato, de lo más interesante.
Lo tuyo has tenido que rumiar y que tragar hasta llegar a ese punto en el que te encuentras, madurez también le llamo yo a eso, o dejar de querer, o darte cuenta de la realidad, o a otra cosa mariposa. Me duele el dolor que sentiste, creo que entiendes.
Un besazo.
La autora puede ponerle el titulo que quiera, pero tampoco leo RENCOR, me lo aclaro el comentario del juego que quisiste hacer y obvio que lo lograste. Muy bueno. Un abrazo
Bueno, y si hay rencor de vez en vez, cuando llegan los recuerdos...¿Que pasa?
Porque cuando "está roto por dentro" no es de gratis, y hasta que se rompe, se sufre mucho, y después de roto, ambos sabemos lo que duele, que compartimos roturas...
Se de que hablas, y me gustaría no saberlo...
Besitos y salud
Es triste. No sé si habran personas de las cualidades de la protagonista que logren conseguir como parejas a personas que se lo merezcan; más bien, estoy seguro de que lo que sucede en el relato es lo que mayoritariamente pasa: las personas leales, responsables, y con un gran amor se topan con seres totalmente opuestos; que al parecer FINGÍAN ser buenos.
Un abrazo
Tú remendando calcetines? es precisamente en lo que jamás te habría imaginado:):)
Broma, broma, que hay que ponerle humor al dolor. Porque es dolor lo que destila tu relato.
Besos
Me gusta esa definición de amor que incluya como condición para serlo, no soportar ver sufrir al otro. Un besazo.
Me olvidaba: Qué guapa eras ( también) antes de que se te almendraran los ojos.
No sé cuánto hay de autobiográfico o no, por eso me dirijo a la narradora. De lo que estoy seguro es que el rencor sólo afecta a la persona que lo siente, no a quien lo motivó, pues ésta ni siquiera se entera. ¡Ánimo, cuando lo superes confirmarás lo que ahora digo!
Este relato esta escrito desde la autoobservacion, sabes que hay una herida, pero también sabes que pasaste tanto dolor que no quieres volver a repetirlo. Querida Reyes, es cierto que hay heridas que dejan unas cicatrices que siempre dejan huella, pero la diferencia está en la forma de mirarlas. Me encantó este relato. Besos y un abrazo preciosa, por cierto la foto de la remendadora de calcetines es genial... si es que se parece un poco a tí y todo,jajaja.
Tal vez, el título indica que sí hubo rencor, pero hace bastante tiempo, o por lo menos en el transcurso de la narración se va disipando hasta llegar a lo que sientes ahora, respeto o tolerancia por esa persona que significó algo en tu vida y que, ahora cada uno debe seguir su camino.
Un abrazo fuerte.
No veo rencor en estas palabras, sí amabilidad ante experiencias difíciles.
Me quedo expectante y agradada, como siempre que te leo.
Un beso
No veo rencor en este relato y sí una reflexión bastante lúcida sobre lo que es importante.
Es un placer leerte
Besitos
Yo no sé si hay rencor, pero es un relato magnífico, Reyes.
Magnífico.
Besos.
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