jueves, 22 de enero de 2015

El aprendiz de gotera





Fue el otro día,con las lluvias del domingo,que justo al amanecer se oyeron los golpecitos.

Un toc,toc,o puede que poc,poc que curiosamente no me impidió dormir,quizá porque me gusta recordar que salimos de una cueva oscura y cálida al igual que la cama desde la que se puede oír el mundo sin participar de él.

Los sonidos rítmicos tienen su poesía,su latido, los ronquidos por ejemplo me incomodan precisamente por esa falta de continuidad,me despiertan,me fastidian porque cambian casi siempre de intensidad y frecuencia.

Pero el toc,toc de la gotera no me molestó;

tan sólo imaginé que sería necesario poner algún cubo en la habitación,luego,más tarde,sólo si era necesario,como esas cosas que a lo mejor al final no hacen falta por mucho que uno las piense demasiado.

Entre las brumas del sueño imaginé también al aprendiz de gotera;

pequeño,aplicado,tipo duende doméstico,con su gorro ocre y sus zapatos de fieltro como los gnomos zapateros,enfrascado en vaciar su minúsculo balde sobre el doble techo de la casa a pocos metros de mi cabeza.

Y más arriba sobre él el cielo oscuro de nubes golosas y tristes,más arriba la estratosfera, el bosque de los globos perdidos,las almas como peces atrapados,el cable de algún astronauta...todo ese mundo hecho capas que algún día descubriremos.

O no.

Más tarde al despertar me di cuenta de que no había gotera;

el agua se estará ocultando en alguna pequeña bolsa que un día será humedad visible,pero que ahora no se sabe dónde está.

Y mientras tanto,avisada la casera a instancias del jefe de la casa real( en su sentido más realista, no de realeza,puesto que si por mí fuera caminaríamos sobre las pequeñas averías y deficiencias como sobre cajas vacías, de la pereza que me da todo)ahora el techo sigue como si tal cosa,en su sitio,y ni rastro de agua.

Pero yo sé que el artesano de la gotera trabajó duro,me adornó el sueño,hizo lo que tenía que hacer.

Debe estar descansando desde ese día,y espero que siga así.







5 comentarios:

Genín dijo...

Y encima te salió gratis, cosa peliaguda en estos tiempos que corren... :)
Besos y salud

Montserrat Sala dijo...

No serian todo sueños?... Y si no lo són, quedate atenta de que este parendiz de gotera se haga en el interior de las paredes un buen profesional de las goteras y te dé un susto deerdad. Besitos.

Sue dijo...

Suena bonito eso de delirar con una gotera. A veces, ese sonido repetitivo, nos ayuda a dormir. Otras nos molesta.
Yo sí tuve una gotera real (de realidad, no de realeza) y mañana viene el albañil a tratar el techo de la cocina. Ni gotera, ni techo, ni cocina son de mi propiedad, pero como si lo fueran, porque debo ocuparme de ellos.

No sé si ya te he dicho lo que me alegra que vuelvas a escribir, pero te lo repito: ME ALEGRA.

Un beso, florecilla valiente.

Tracy dijo...

A mí justamente me pasa todo lo contrario que a ti: los movimientos acompasados, no los soporto, n cambio los que no lo son, los sobrellevo mejor.

NáN dijo...

Joé qué bueno, Reyesicas.

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