miércoles, 1 de febrero de 2012

La profeta bajo el pino

Corría el mediodía sin importarle la cacofónica sucesión de palabras,porque la naturaleza está exenta del veneno de los nombres;la profetilla estaba tirada debajo de un pino,uno de los muchos cuyas ramas desde arriba habían visto su pequeña vida transcurrir como los humanos miran la de las hormigas y las mariquitas desde la perspectiva de sus narizotas de reyes del universo.
Cada día a eso de la una la profeta se dejaba dormir bajo los rayos de sol sólo para sentir que estaba viva(y también,por qué no decirlo,porque estaba en paro y todas las mañanas le sobraba un rato entre lentejas y sopas,el parque quedaba cerca del colegio donde recogía a la niña).
Entonces llegaban las revelaciones,como la libertad,el alma ,la luz frente a la sombra,la materia y otras obviedades que los racionalistas nos mostraron como duras y faltas de significado;entendía tantas y tan numerosas cosas la pequeña profeta que como un marinero que ve tierra por primera vez y siente que ha de gritar,ella deseaba subir a las ramas del pino y abrazarlo,oh hermano árbol,qué alegría saber que somos uno tú y yo,que en la memoria de tus yemas cada primavera y en cada celda de tus piñas está el brillo de mis ojos y la humedad de mi boca,incluso cuando sólo era una niña y jugaba a ver las ardillas entre tus huecos y me creía lo del cuerpo de cristo y los trabajos remunerados y las vidas adultas como premio a toda una infancia de privación de libertades como el derecho a decir palabrotas,los besos de las películas y otras cosas que parecían tan deseables.
Todo el tiempo estuvo el pino ahí,orilleando frente a una ciudad despojada de aire,cubierta por una bolsa de contaminación,con sus alminares centenarios y sus pulseras y anillos modernos,desde arriba una maqueta gris,un hormiguero.
Y el pino pasando de todo,existiendo.
Y la profeta dejándose marcar la piel como una muesca insignificante en la culata de alguien(a quien percibía muy grande y poderoso) que la manejaba a su antojo.
Llegar a esa edad que ahora tenía para entender que no había nadie más que ella tumbada al sol,con un río caudaloso o por encima o por debajo,que eso daba lo mismo,una fuente sonando alegre en el centro de sí misma.
Todo consuelo y todo infierno partían de ese misterioso lugar no del todo ajeno al pino,a las ardillas y al resto de lo que existe sin que nadie le dé permiso.
Lo que tiene el paro es que es más barato que los porros,pensó la profeta,y de repente sintió ganas de llorar por toda esa humanidad ocupada y aulladora que no ha sido educada para disfrutar sino para temer.
El plan de la supervivencia tal como se lo habían contado no era más que una fábrica de gente desgraciada,eso lo podía ver todos los días.
En su interior bullía un deseo de curación por sí misma y por los demás que podía ser confundido con una fiebre subversiva y desde luego,imaginaba más de un palo u ostión en caso de que tratara de salir a la carretera a compartirlo.
No había cursos de estas cosas en las listas de Utopía Orienta ni del Servicio Andaluz de Des-Empleo.
Qué va.
Así que se quedó donde estaba,bajo el manto de luz del mediodía;estiró la espalda contra el asiento de madera y sus vértebras escoliadas de clase media ,mal atendidas y peor tratadas,crujieron,pero era un crujido feliz; en breve una niña saldría del colegio con su mundo a cuestas y se lo echaría encima a base de cuentos y confidencias;volvería a discutir con cualquier cosa que se moviera entre los arbustos de su vida;como madre seguiría siendo una especie de tronco y como persona una especie de tallo;podía quebrarse y dejar de respirar en cualquier momento pero también podía sanar a alguien con una sola palabra,como hizo el profeta de los libros de su cultura;ambas facultades le daban un nuevo poder,renovado cada mañana,aunque éste fuera un poder destinado a mantenerse secreto e íntimo,como esas rosas que florecen sin ruido en el calorcito de un invernadero absolutamente deshabitado.

(Foto,la profeta,antes poeta enana).

7 comentarios:

Tracy dijo...

Es un buen lugar para encontrarnos con nosotras mismas.

Erik dijo...

A veces no conviene pesar mucho, pero es difícil no hacerlo y mas con el decorado actual.

Genín dijo...

Al menos, el pino y tu, tenían quien les sacara la foto, y que conste que no es cosa baladí...
Besos y salud

Raúl dijo...

En esta escena costumbrista, de un naturalismo evidente, es más importante la profeta que el pino.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Como soy de cosas pequeñas o de pequeñas cosas, esta vez me quedo -además de con el resto- con esta genial frase: "... en breve una niña saldría del colegio con su mundo a cuestas..."

Besos.

Trini Reina dijo...

Pues sí que ha dado de si estas reflexiones junto al pino:)
Creo que al final de todo el recorrido mental has llegado a puerto (parque) seguro:)

No sé, pero a pesar de todo te veo más feliz, o así quiero imaginarte.

Besos

mariajesusparadela dijo...

Dicen que nadie es profeta en su tierra...poeta, a veces, sí.

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