
Anoche pusieron uno de esos programas deprimentes de la 2 , de corte científico e intelectual; por suerte llegué tarde y sólo vi cómo un escritor se quejaba de sus achaques, pendiente de sus dolores de rodillas y de esos cambios que el tiempo lleva aparejados y que me suenan tanto como experiencia vital.
Es cuando cumples años , rebasas límites y te coges una lupa para ver cómo te resquebrajas , poniendo un interés casi morboso en las nuevas fisuras ;
quieres saber a toda costa por dónde te entra el tiempo con sus dedos insolentes , y acabas comparándote con lo que fuiste porque ya no eres , y con este tema ancestral se hace un programa.
También se reflexionaba sobre cómo afrontaremos la muerte cuando los científicos logren neutralizar los efectos de la vejez;
esto es , moriremos , pero no como viejos.
Ya hoy día hay problemas en la aceptación de nuestra caducidad debido al alargamiento de la vida , hemos conseguido convertir a la muerte en algo improbable , sólo causada por accidentes imprevistos ; lo normal es vivir , eso parece , y cada vez lo llevamos peor como especie .
Parte del contenido fue echar por tierra la posibilidad de otros planos; los médicos han hecho experimentos dejando objetos en alto para que los pacientes moribundos digan si los vieron en momentos críticos, como se supone que ocurre según la paraciencia , en las ECM , Experiencias Cercanas a la Muerte .
Pues bien , nadie que ha vuelto vio el oso de peluche que dejó el doctor X , ni las tijeras de mango azul ni otras cosas fuera del alcance de su vista ;
tampoco tiene sentido esa luz que ven los que están a punto de estirar la pata, no es más que sobreexposición que se produce a nivel cerebral por falta de oxígeno .
Así que ni angelitos ni ancestros amorosos esperando al pie de la cama, como decía Elisabeth Kubler Ross;
una miserable bombilla , una máquina de bombeo , y poco más.
Ahora bien , no creáis que me desilusiono tan fácilmente ; en mis trescientos años de vida espiritual he atesorado cientos de testimonios que no me han llegado precisamente por la tele .
Algunos de ellos pertenecen a gente que ha trabajado con la muerte como yo he trabajado con libros , y me contaron cosas extrañas, sobre todo las enfermeras que a veces siguen recibiendo llamadas del viejo que murió dos días atrás por la mañana, desde una habitación vacía que ya está desinfectada .
Y cosillas que sería muy duro y hasta inapropiado contar aquí .
El programa terminaba con un plano fijo de una manzana mordida , oxidándose y encanijando según el tiempo la seca .
Un mal rollo impresionante , no me extraña que tratemos de obviar la vejez y la muerte por todos los medios ,a nadie le gusta el espejo de la transitoria existencia ; de la mortalidad de nuestras patas de hormigas y antenas de hormiga y corazón de ... hormiga? No, no lo creo.
El corazón humano es grande como la Vía Láctea , grande como cien mil castillos, grande como lo que hay después de las nueve bolas alineadas en un rincón de la mesa de billar y que observamos gilipollados como la única carambola posible desde ayer por la mañana , que es cuando nacimos.
Tan grande que por el camino nace gente como Freddy Mercury ,cuyo corazón hindú (universal ) sigue sonando en mi vida un domingo raro como éste .
Hay personas que nunca serán manzanas secas ,aunque lo digan los programas más cultos de la televisión mundial.
Con eso me quedo .