
Supe que era blandita en el mismo instante en que me aplastó aquel contenedor , cayéndome encima con su carga de harinas industriales.
O eran manzanas envenenadas .
No lo sé.
Fue a la salida a la autovía , y en mi mente se produjo un milagroso segundo de lentitud, en el que sin embargo cupieron todos mis recuerdos, y los recuerdos de todos los que vivieron antes que yo , aquel ADN repetido que había sido aniquilado antes en fusilamientos , cárceles,alcoholismo , revueltas y hambrunas.
Los hierros penetraron en mi carne como un cuchillo en manteca , atravesando todos los componentes que suelen habitarnos, los bosques, los ríos, los pequeños valles sagrados de nuestros montes interiores, lo peludo y lo calvo, lo rojo y lo azul.
Las armas mortales me abrieron en canal saciando así la sed de mi dios Destino; a mi alrededor el mundo estallaba en miradas sorprendidas de conmiseración y pena, igualito que yo cuando vislumbraba el cadáver de un gato en la cuneta ,sólo que no sabía que se podía ver desde algún sitio , o mejor dicho, que se podía sentir.
A veces desde lo alto de los puentes podía sentir el movimiento de las aguas sucias , las miraba por el rabillo del ojo y en realidad ESTABA en el agua , quizá una pequeña rama , o un lamido a la orilla , desde donde no se puede ver el fondo , desde donde la incertidumbre es mayor , eso era yo desde arriba , cuando vivía y era humana y me parecía ver cadáveres de animales acostaditos en la cuneta , a veces aplastados,irreconocibles, y pensaba en las pequeñas almas como estallidos de energía desapareciendo en el cielo contaminado; otras podía sentir el dolor hastiado de un burro demasiado cargado y apaleado en aquel barrio chabolero que pervivía , incluso con carteles de "Se alquilan caballos y carruajes" , como un negocio legal , una tienda de ultramarinos de las antiguas o un estanco que mantuviera sus letreros de otro tiempo, pero aún en éste .
Y notaba el malestar .
El dolor.
Era aquél un trozo de carretera al que se asomaban muchas, demasiadas, residencias de ancianos, todas al sol , orientadas para orear sábanas meadas y pieles viejas , ni demasiado escondidas ni demasiado visibles, no céntricas desde luego para no ofender a los válidos y tampoco en la espesura para no ofender a los inválidos.
Justo por ahí tuve los mejores y más fecundos pensamientos en mediodías de sol fuerte y cielo azul, verde el campo , indemne belleza frente al gitanerío y a la brutalidad humanas .
Y sin embargo nunca se me ocurrió pensar en mí como algo frágil.
Bueno, sí, aquellos días de juventud , tan empavecidos , en los que me sorbía los mocos escuchando música inglesa pensando que todo el mundo era gilipollas menos yo , filosofando concienzudamente sobre la muerte después de un par de zarpazos en la familia , nada importante , aunque bastante trágico.
Pero después, de adulta , nada que ver, me convertí en leona y le di una patada a los ingleses y me puse a escuchar música de mi tierra.
En las ciudades uno se levanta de la cama y piensa, por regla general, en términos negativos.
La mierda del trabajo, la del no-trabajo, el tráfico , la familia, el amor, el desamor, la prensa, el metro, el autobús , la estadística , yo-que-no-soy-nada -y-que-no-importo-una-mierda en el sistema, y encima los gilipollas que me vendieron ilusión hace mil años, si pillara ahora a Walt Disney o a mi maestra de primaria se iba a enterar , menudos estafadores.
Y además está la publicidad , que te canta las cuarenta en cuanto empiezas a ser un poco viejo ; pero yo pasaba de todo eso.
Ni un antibiótico me vendieron , ni una lady Tena , ni una vacuna , nada .
Chula sí era ,pero frágil , no.
Solía morder los bolis en la oficina y tenía una lengua atrevida e hiriente en cuanto me provocaban ; las deudas no pudieron conmigo y mis carretas siempre me arrastraron sólo a mí , ocultando bien y amorosamente mi gran corazón .
Era por lo tanto un prodigio de fortaleza, un castillo humano con su foso y sus almenas , indestructible, y escribía y pensaba como Dios , mucho mejor que ciertas escritoras de columna diaria ,pagadas con regularidad y con másteres y estudios en el extranjero ; todo el mundo, mi pequeño mundo , lo sabía , que hubiera podido arrastrar mi propio ejército , que si no lo hacía era porque 1) siempre fui floja y 2)vivíamos en un país de enchufados , (esto último no es culpa de nadie, quiero decir, nadie con cerebro y corazón) .
Así pues mi ego estaba en su sitio, volando como una cometa , llegando antes que yo al Inem y a la Seguridad Social y a la caja de Carrefour y al ambulatorio donde a mi padre le hacían una ecografía de riñón y a la plaza de parking ;
frágil no , jamás.
Y sin embargo qué blandita era yo.
Cómo me abría cuando hacía el amor , qué suave mujer fui con aquel pijama blanco de invierno, qué delicados los mecanismos interiores ; cómo llovía en mi corazón en las frías noches en las que no podía dormir , y cuántas cosas buenas me gustaba atesorar .
Pulmones, ligamentos,encías , lengua, arterias ,esperanzas, ovarios , glúteos , pensamientos , todo resultó demasiado blando , demasiado inútil , demasiado poco para aquel contenedor lleno de harina industrial .
O eran manzanas envenenadas .
Nunca lo sabré.