
Si yo escribiera una novela , sería una novela para pequeños indios, gente que suele fijarse en las pequeñas cosas y que apenas escucha cuando ruge lo grande.
Si yo escribiera una novela , contaría cosas extrañas, como el pálido discurrir de la luna en las noches de verano , que suena a terciopelo arrastrándose por el suelo , porque es el borde del vestido del fantasma de mi abuela.
Si yo escribiera una novela no contaría los nudos, desenlaces y emociones de las historias de espías o de vampiros, ni siquiera exhibiría los crudos sentimientos de los genocidios o las injusticias contra las mujeres , con su perpetuo juicio Final sobre las espaldas , las tetas o los muslos.
Si yo escribiera una novela sólo me interesaría esa parte en que las cosas se detienen en cada pequeña vida , como ahora , o como anoche, en que mirando el cielo estrellado me acordé de un niño que miraba al cielo estrellado en alguna granja de Atlanta , seguro a la misma hora , o en la prostituta sentimental y yonki que se prepara para la faena en algún polígono cercano a mi casa y lloriquea cuando se acuerda de sus hijos , que están con los abuelos.
Escribiría sobre la clase de tío que le paga para follar dentro de un coche en cuya guantera hay dibujos infantiles, porque sería , y de hecho es, un hombre bastante normal , como casi todos los oficinistas y currantes que cuentan chistes acodados sobre una barra de bar , tan normales que no distinguirían una puta triste de otra contenta , como no se diferencia el agua de manantial del agua de grifo a simple vista.
En mi novela hablaría de lo bonito que es follar con agua de manantial , y nadie lo entendería .
También hablaría de cómo una noche en Sevilla vi al mismísimo Santiago Nasar con una camisa blanca y los ojos moros, el mismo Santiago que iban a matar y que de hecho mataron en aquella crónica;fue una noche en que era casi niña y estuve con mis padres en una especie de juerga en un piso del centro ,y la literatura y el sexo me atraparon para siempre , haciéndome latir el corazón con la fuerza caballuna de las pasiones; la madrugada era azul , para el que quiera saberlo , y Santiago ni siquiera se fijó en mí ,lo rodeaban mujeres de su edad , pero yo quise ser su esclava .
Si yo escribiera una novela diría que entiendo a los drogadictos de toda parte y condición , porque cuando bebo ,por ejemplo, me disuelvo , y no es una frase hecha, me disuelvo y me emborrono como una firma de grafitti contra una tapia cutre a la que sólo va la gente a mear , a soltar lo peor de sí mismos.
No hablaría de las grandes revelaciones que el mundo ofrece cuando uno es capaz de mantener el pico cerrado durante un tiempo , sino de esa materia oscura , con capacidad para iluminarse , de la que todos estamos hechos , y que nos lleva a estados en los que es posible entenderlo todo.
Hasta el motivo de las cosas, por qué algunas personas y no otras, por qué el fracaso y por qué el dolor , una suerte sentirlo, mejor que la indiferencia , que es la muerte en estado latente, ;
también hay prostitutas que no lloran , mujeres y hombres que no lloran ,ya se sabe que cuando un niño no llora es que está muerto .
Si yo pudiera escribir una novela me gustaría preguntar con libertad por qué los negritos que salen estos días en los anuncios del mundial de Africa llevan camisetas sucias y van descalzos; desde los flashes del Cuatro hasta el anuncio de la Coca Cola,aunque queda simpático porque son pobres pero tienen talento, y saben cómo tratar un balón , piel de ébano , (vaya topicazo) , ojos de espesas pestañas y linda sonrisa; son el paisaje de Africa , sobre el que juega el resto del mundo como encima de una realidad troquelada a gusto del que paga.
Si yo escribiera una novela contaría cómo antes del Mundial han barrido a todos los pobres para meterlos en la esquina , fuera de la foto , pero aparte de eso, jaleo y animo a España , oee oeee, oeee, qué felicidad cuando gana la Roja ,lo único rojo que queda ya triunfante , algo es algo.
Si yo escribiera novelas, no interesarían a nadie,porque se perderían muchas páginas contando naufragios de personas abrazadas a la droga , a la eterna lucha por mantener la identidad , a la pesada duda de tener que elegir entre ser tonta o seguir pareciéndolo sólo para poder vivir , aunque sea una vida de mierda .
Y más páginas sobre la importancia del sexo y los mediodías , de las expectativas y los miles de kilómetros que se abren entre gente que se quiere y no lo sabe , o que elige no saberlo porque sería dañino o inapropiado.
Echo de menos un cierto peso en las cosas, o será que estoy tan acostumbrada a que los besos de mi hija sean tan verdaderos que me pregunto por qué no todo puede tener la misma intensidad , la misma verdad ;
después de todo, la honestidad , la más desastrosa de todas ellas, es mi camino.
Menos mal que no escribo novelas.
Porque menudo coñazo serían .
(Ahora sí .
Feliz verano a todos).